El síndrome del impostor
Mi experiencia con galerías de arte | Parte 2
Kristen Wicce
Me siento estafada.
A finales de 2023, este sentimiento empezó a fermentar en mí como una buena botella de vino olvidada en el fondo de la bodega. Había expuesto en muchos sitios y vendido... cero. Pero, ¿quién necesita ventas cuando tiene unas fotos "estupendas" en galerías, llenas de postureo, verdad? - Nótese el sarcasmo x1000
Y como no soy de esas que ven la paja en el ojo ajeno, si no que más bien me autoflajelo, me encontraba como en la típica película romántica, donde la chica dice aquello de: "no eres tu, soy yo" Pues exactamente eso. Si no vendo, es mi culpa. Mi arte no es bueno. Hola síndrome del impostor, mi nuevo mejor amigo.
El caso es que, en mi vida paralela como coach de modelos, ayudo a chicas a introducirse en ese profundo mar que es la industria de la moda, para que no sean devoradas por tiburones disfrazados de agencias y escuelas de modelos, que sólo juegan con sus ilusiones. Vamos, que he visto más promesas rotas que corazones en un drama de telenovela. Y esto tendría que haberme dado pistas...
Pero en vez de jugar a Serlock Holmes, a finales de año, me sentía justo como si fuera una aspirante a modelo que me hubiera puesto en manos de una supuesta buena agencia, pagado su curso y siguiendo sentada en el sofá de casa, esperando con un bote de helado a que el móvil sonara con el primer casting.
Tenía el ego inflado porque todo el mundo me felicitaba por las exposiciones que estaba teniendo, a todos les gustaba mucho mi arte, los galeristas parecían competir por tenerme en sus espacios... pero la cartera la tenía tan vacía como la nevera después de una noche de insomnio.
"¿Por qué si gusta tanto mi obra no encuentra un hogar?" me preguntaba mientras analizaba mis no-ventas. Y es que, entrar en el mundo de las galerías de arte es como intentar entender un chiste sin conocer el contexto: pagas por colgar tu cuadro y rezas por una venta, mientras la persona que lleva la galería te habla de porcentajes de comisión que harían llorar a un matemático y sólo se dedican a buscar nuevos "talentos" para la Expo del mes siguiente. Vamos que si se vende bien, y si no, también (para ellos)
Para aquellos que no estéis familiarizados con el tema de exponer, muchas galerías de arte, no sé si a día de hoy todas, cobran una cuota al artista por exponer + un porcentaje si la obra se vende, que puede oscilar entre el 15% y el 60%.
Así que empecé a analizar realmente lo que estaba sucediendo y encontré tantos paralelismos con la industria de la moda, que a parte de estafada, me empecé a sentir idiota.
Llegados a este punto, puedo decir abiertamente que el síndrome del impostor que sentimos muchos artistas, es un síndrome provocado precisamente por entrar en ese bucle continuado de exposiciones sin venta. Te hacen sentir que no vales.
Pero no es tu culpa, tú sí que vales como artista, el tema está en darse cuenta cómo funcionan este tipo de negocios que dicen ser galerías de arte. Aunque yo los llamaría más: "Espacios donde pagas por colgar tu cuadro"
Pero todos estos pensamientos, al final te los callas, intentando tener feedback por parte de otros artistas. Y oh, sorpresa, cuando empecé las mentorías con Antonio García Villarán, resulta que no estaba sola en esta odisea. ¡Todos mis compañeros compartían guión en este thriller!
Así que llegados a este momento, me sentía en un punto que, o bien me ahogaba con toda la resiliencia y aceptaba que las cosas son así, o bien emergía de este ahogo y empezaba a ver y a hacer las cosas de otra forma.
Lo que me recuerda el significado de mi cuadro "Agua elemental", el cuál te invito a conocer más abajo y descubrir los paralelismos con esta historia.
P.D.: Y que si te gusta mucho, mucho, puedes comprar y aprovechar que los gastos de envío son GRATIS independientemente de donde vivas.
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